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Detenido un empleado del consulado británico en Hong Kong tras un viaje a China

El caso se enmarca en medio de la mayor crisis en la historia moderna de la ciudad, desencadenada por la oposición popular a la propuesta de una ley de extradición

Simon Cheng, el empleado del consulado desaparecido, durante una conferencia en 2018.
Simon Cheng, el empleado del consulado desaparecido, durante una conferencia en 2018.Instituto de desarrollo económico de la Ruta de la Seda

El último mensaje que envió a su novia decía: “Voy a pasar la frontera... Reza por mí”. Simon Cheng tecleó esas palabras justo antes de cruzar el límite de Lo Wu, que une Hong Kong con la ciudad china de Shenzhen, el pasado 8 de agosto. Desde entonces, no se ha vuelto a saber nada más de él. El caso ha salido a la luz este martes, gracias a una información publicada por el portal HK01. Según ha explicado su novia, Li, Cheng habría sido puesto bajo “detención administrativa” por las autoridades chinas, en un lugar y por motivos desconocidos. Su desaparición se enmarca en la mayor crisis en la historia moderna de Hong Kong, desatada por el rechazo popular a la propuesta de una ley de extradición que permitiría que los ciudadanos de la antigua colonia fueran juzgados en suelo continental.

Simon Cheng, de nacionalidad hongkonesa, trabaja en la sección de comercio e inversiones del consulado británico en Hong Kong. A causa de su puesto, visita a menudo la China continental: hace 12 días regresaba de uno de estos viajes cuando fue detenido. Un portavoz del ministerio de exteriores del Reino Unido ha dicho al respecto que se encuentran “extremadamente preocupados por las informaciones de que un miembro de nuestro equipo ha sido detenido cuando regresaba a Hong Kong desde Shenzhen”. “Estamos proporcionando apoyo a su familia y buscando más información por parte de las autoridades de la provincia de Guangdong y Hong Kong”, ha añadido, en declaraciones recogidas por el diario The Guardian.

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En un comunicado enviado por correo electrónico a los medios de comunicación, funcionarios de inmigración de Hong Kong han asegurado que ya han contactado a la oficina de enlace en la provincia vecina de Guangdong, a la que pertenece Shenzhen; así como al Gobierno local para “entender la situación” y prestar asistencia a la familia de la víctima. El cuerpo policial hongkonés, por su parte, ha listado a Cheng como “persona desaparecida”.

La “detención administrativa” es empleada en varios supuestos, uno de ellos -“liuzhi panwen”- el interrogatorio de sospechosos. En este caso, las fuerzas de seguridad están autorizadas para retener a un individuo durante un periodo de tiempo de hasta 15 días sin necesidad de presentar cargos. Esta figura legal ha sido muy criticada por organizaciones internacionales proderechos humanos, ya que la actuación policial no está sujeta a límites reglamentarios y los abusos son habituales. También puede suceder que los detenidos “desaparezcan”, como ocurrió en el famoso caso de los cinco libreros hongkoneses en 2016.

Precisamente el miedo al sistema judicial chino está en el origen de las multitudinarias movilizaciones contra la ley de extradición, que sacuden la vida de la ciudad desde que comenzaran hace tres meses. Una mayoría de la sociedad entendió esa propuesta gubernamental como un recorte inaceptable del sistema de derechos y libertades que, a diferencia de China, impera en la que fue colonia de Reino Unido hasta que se le devolvió su soberanía en 1997.

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Aunque en primer momento Carrie Lam, jefa del Ejecutivo local, suspendió el proyecto legislativo, se ha mostrado en todo momento reticente a retirarla de manera definitiva, lo que ha alimentado el descontento popular. Después de la multitudinaria manifestación del domingo, que llevó a las calles a más de un millón de personas, Lam ha ofrecido una rueda de prensa la mañana del martes en la que se ha mantenido en sus trece, aunque se ha comprometido a “crear una plataforma para el diálogo” para avanzar hacia la resolución del conflicto.

Este caso coincide con un aumento de la seguridad en la frontera terrestre que une Hong Kong y Shenzhen. Varias de las personas que la han cruzado en los últimos días han asegurado que sus teléfonos móviles han sido revisados en busca de fotografías de las protestas. A pesar de ello, Li ha asegurado que su novio no participó en ninguna de las movilizaciones ni expresó su apoyo de manera pública o a través de redes sociales. También ha reconocido que habían considerado la posibilidad de mudarse a Taiwán, país de origen de ella, pero que Cheng se negó porque “ama Hong Kong”. El Ministerio del Interior taiwanés informaba esta misma semana de que la inmigración desde el territorio había aumentado en julio un 28% con respecto a enero de este mismo año.

La desaparición de Cheng, cuya familia está, en palabras de Li, “profundamente angustiada”, se suma a la lista de agravios que los manifestantes reclaman en sus protestas contra el Gobierno. Una marcha en su defensa se ha convocado para el miércoles frente al consulado británico.

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