MUESTRA FOTOGRÁFICA EN BARCELONA

Los ocho ojos de la movida madrileña

Una exposición en Foto Colectania reúne imágenes de Alberto García Alix, Miguel Trillo, Ouka Leele y Pablo Pérez-Mínguez

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Ramón Vendrell

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Miguel Trillo (Jimena, Cadiz, 1953) tomó pronto una decisión radical: daría la espalda a los escenarios y retrataría a los asistentes a los conciertos. En ello sigue.

Alberto García-Alix (León, 1956) vivió y fotografió el lado salvaje, con notable tendencia automitificadora. Si Trillo era como el Tom Wolfe de 'Underground de mediodía', García Alix era como Hunter S. Thompson.

Bárbara Allende Gil de Biedma (Madrid, 1957), Ouka Leele de nombre artístico, llevó el surrealismo a la era posmoderna.

Pablo Pérez-Mínguez (Madrid, 1946-2012) fue el retratista 'oficial' del asunto, del que fue una especie de Andy Warhol, un catalizador.

Fotografías de los cuatro conforman la exposición 'La movida. Crónica de una agitación. 1978-1988', que se estrenó en el festival Les Recontres d'Arles el verano pasado y estará en Foto Colectania hasta el 16 de febrero del 2020. "Cada uno de estos fotógrafos tiene un lenguaje bastante único", señaló Antoine de Beaupré, comisario de la muestra junto con Pepe Font de Mora e Irene de Mendoza, en la presentación.

"Los cuatro tuvimos la suerte de ser no solo testigos sino actores del momento", dijo García-Alix, quien recordó que en cierta medida la movida se fraguó en Barcelona. La cultura y las ideas y los espacios y las revistas 'underground' (un recuerdo para "'Star', editada por Juan José Fernández", tuvo García-Alix) estaban en la Ciudad Condal, evocó el fotógrafo, y en la capital catalana se la pasaban los madrileños que estaban en el ajo. "Hasta que en 1978 Madrid eclosionó" y empezó a invertirse el sentido del viaje.

Aportó García-Alix una información que certificó su conocimiento del lado salvaje y que fue actor del fenómeno objeto de la exposición: "En origen 'movida' hacía referencia a un negociete de drogas. De ahí fue tomando cuerpo como término para denominar a lo que estaba pasando". Misterios del lenguaje.

Trillo es sin duda el gran documentalista español de lo que entonces dio en llamarse tribus urbanas y ahora que hemos leído algo más llamamos subculturas juveniles. "Sin la música, para mí no habría tenido sentido hacer fotografías -dijo-. Sin el humo, el ruido (tenía que llevarme a los modelos al lavabo para poder hablarles) y la oscuridad (tenía que ayudarme del mechero) de las salas de conciertos, no existiría mi trabajo". Pero a Trillo le pasó algo raro y glorioso: "Me convertí en fan del público". Le cautivaron y le cautivan las mil y una formas que adopta el dandismo callejero y a ellas enfocó y enfoca la cámara.

Pérez-Mínguez era diez años mayor que sus compañeros de exposición y una figura relevante de la renovación de la fotografía a través de la revista 'Nueva Lente', de la que fue fundador, y de los espacios El Photocentro y La Photogalería, que contribuyó a impulsar. Pero de inmediato "vio que aquello era un filón de energía y sorpresas", dijo su sobrina Rocío 

Del mismo modo que Pérez-Mínguez abrió las puertas de la  creatividad a Ouka Leele, Ceesepe o El Hortelano, Javier Pérez Grueso, artísticamente Javier Furia, el miembro fundador de Radio Futura fallecido precisamente ayer (de rojo en la foto de la izquierda), le abrió a él las puertas de la movida. A todos los camerinos tenía acceso ("fue el primer instagramer, siempre con la cámara a todos lados", según Rocío) y todo aquel que pintaba algo era asiduo de su estudio ("era como la Factory de Warhol").

García-Alix defendió que la movida fue un movimiento subterráneo mientras duró: "Cuando triunfó fue cuando murió. Como todo en general".

Trillo admitió que el tinglado se benefició de las circunstancias, pero vindicó su carácter espontáneo de electrón libre: "Lo previsto era el triunfo de los cantautores que habían luchado contra Franco, pero los eclipsó una rebelión de los hermanos menores".

Enciclopedia de la movida, Trillo remarcó su relación con la muerte. El concierto de homenaje a Canito, batería de Tos, celebrado en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid en 1980 fue el momento fundacional. La muerte de Eduardo Benavente en 1983, la conmoción. La muerte de un rocker en una reyerta con mods fuera de Rock-Ola precipitó el cierre de la sala insignia. Y este jueves, día de la inauguración de la gran exposición fotográfica de la movida, murió Javier Furia.