Gobierno y autonomías debaten hoy si conceder el aprobado general

Emergencia sanitaria

Diez millones de –niños y jóvenes españoles no van a la escuela por la crisis del coronavirus

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El escenario más optimista es la vuelta al colegio en junio, pero esto no asegura un inicio de un curso 2020-2021 sin incidentes

Mané Espinosa

Desde el 16 de marzo, diez millones de –niños y jóvenes españoles no van a la escuela (1,5 en Catalunya) por la crisis del coronavirus. Esta es una cuestión insólita para la que no hay instrucciones. El Gobierno y las comunidades autónomas, que tienen la competencia en educación, están obligados a dar respuestas excepcionales para un fin de un curso que no será normal. El Consejo Escolar del Estado, máximo órgano consultivo en temas de educación para el Gobierno, aprobó ayer la recomendación de no alargar el curso y limitar la repetición de curso para alumnos en situaciones “realmente extraordinarias”. Desestimó la petición de los estudiantes que pedían directamente modificar la normativa para evitar las repeticiones.

El Gobierno se encuentra ante un dilema importante de base tecnológica: ¿cómo garantizar el derecho a la educación para todos los menores cuando no todos los alumnos cuentan con las condiciones necesarias para recibirla? No se trata sólo de tener ordenadores, móviles o conectividad (carencia detectada en entre un 10% y un 15% del alumnado). También influyen las características del hogar en el que están confinados, el ambiente emocional de la familia, el acompañamiento de tiempo y de calidad cultural que puedan dar los padres y, por supuesto, de la labor de los profesores y de los centros que, pese al ingente esfuerzo desplegado en estas semanas para seguir con la docencia de un modo u otro, no están preparados para aulas virtuales.

La brecha digital

Entre el 10% y el 15% de los niños carece de conexión a internet o de ordenador

Desde otro punto de vista, también se pregunta: ¿cómo se puede dejar que millones de niños dejen sus aprendizajes escolares detenidos? ¿Que no avancen si pueden hacerlo? Porque no se trata de los 15 días iniciales que iba a durar el confinamiento. Será un trimestre entero en el que, con el escenario más optimista, irán a la escuela dos semanas que dedicarán, mayormente, a recuperar la normalidad, pero difícilmente serán de contenido lectivo. Y al trimestre le siguen los tres meses de verano. En total, seis meses. Y un incierto primer trimestre... pues no se descartan nuevos brotes de la pandemia.

Estas preguntas serán claves en el encuentro que celebrará hoy el Ministerio de Educación y los consejeros de las comunidades autónomas, una reunión previa a la sectorial el miércoles 15 de abril en la que deberán tomarse decisiones. En el fondo, lo que se plantea es si se va a un aprobado general ante la imposibilidad de evaluar en condiciones o si se opta por maquillar unos resultados con las notas de los dos primeros trimestres y una valoración del trabajo a distancia. El Gobierno sopesa todas las opciones, pero debe coordinar sus actuaciones con los gobiernos autonómicos, con distintas culturas educativas. La posición catalana está próxima a la del Gobierno y el PSOE. En cambio, Andalucía, Murcia y Madrid, que han repartido dispositivos para paliar la brecha digital, son partidarios de la continuidad de los estudios a distancia, con evaluaciones y controles, avanzando materia.

De momento, las orientaciones escolares que han recibido los centros catalanes son de acompañar a los alumnos en aprendizajes, mejor competenciales y no memorísticos. Las clases se reanudarán el 14 de abril con unas orientaciones que los docentes catalanes todavía no conocen.

¿Cambios en el calendario?

El Consejo Escolar del Estado desaconsejalas repeticiones y alargar el curso

Y a todo esto, ¿qué ha ocurrido hasta ahora? Miles de docentes utilizando sus móviles, ordenadores y conexión a internet están ideando contenidos motivadores, formativos, y en contacto con sus alumnos. Se reúnen telemáticamente con los demás docentes, valorando las tareas propuestas y el progreso de cada estudiante.

Hay centros preparados (que incluso dan clases virtuales de 9 a 5 horas) y otros que no cuentan con entornos digitales. Hay escuelas concertadas que a la voluntad de dar continuidad a la educación se le une la necesidad de dar un servicio que justifique las cuotas.

No es lo mismo secundaria, con posibilidad de conectarse con los móviles, que en bachillerato (con la presión de la selectividad en ciernes) o que en primaria, donde los aprendizajes se sostienen con el vínculo con el profesor y los compañeros. Los alumnos de esta edad son más vulnerables a las consecuencias de la reclusión. Pero también tienen más posibilidad de recuperar lo perdido en el próximo curso. A partir de los 12 años los currículos pesan más y apenas pueden completarse durante un curso ordinario. La situación es insólita por lo que nadie conoce el retraso educativo que va a suponer para esta generación. Quizás, con todo, se recoloque la importancia del aprendizaje competencial.

En todo este caos, hemos recogido algunas preguntas que muchos padres se plantean. No hay muchas certezas porque la situación es cambiante. Esto es lo que sabemos hoy por hoy.

¿Abrirán los coles este curso?

Es altamente improbable, pero aún posible. El curso no se ha dado por acabado. Tanto el Ministerio de Educación como el Departament d’Educació confían en que las escuelas puedan abrir las aulas en junio (el curso escolar finaliza el 22 de junio). Y los exámenes de acceso a la universidad (EvAU) se han programado para julio. No obstante, el confinamiento se irá desescalando progresivamente, y la agrupación de niños y jóvenes se producirá entre las últimas fases. Está por determinar también el papel que tienen los niños en la transmisión del virus, un factor muy relevante a la hora de tomar decisiones.

Aulas virtuales

Andalucía, Murcia y Madrid han repartido dispositivos y defienden la cultura del esfuerzo

¿Se alargará el curso a julio?

Tampoco es probable. Diversos sectores y organizaciones proponen clases en julio. Esta cuestión, acortar las vacaciones de los niños, normalizaría la cotidianidad de niños y adolescentes y permitiría avanzar temario, pero plantea también problemas laborales y organizativos del próximo curso. Y de agenda para los padres si cogen vacaciones en julio o finales de agosto. Y, finalmente, debe tomarse en consideración la situación psicológica de los chavales, encerrados durante semanas y deseosos de naturaleza, libertad y sociabilidad.

¿Cómo se evaluará?

Aún está por determinar. Hay comunidades autónomas que abogan por evaluar los dos trimestres realizados y dejar para julio o septiembre las recuperaciones. Otras apuntan a incorporar la evaluación continua de los trabajos realizados durante estos meses, con nuevo temario. Los estudiantes piden un aprobado general como en Italia. En Catalunya las instrucciones son dar material para continuar pero sin avanzar. Educació dará nuevas instrucciones sobre la evaluación a medida que se despejen dudas sobre el confinamiento.

¿Habrá repeticiones?

Los estudiantes pedían claramente modificar la normativa para que en este curso ningún estudiante repita curso. El Consejo Escolar del Estado, no obstante, propone limitar la repetición como algo “realmente extraordinario”. También se plantean recuperaciones en septiembre para aquellos alumnos con materias suspendidas.

Flexibilización

El Gobierno y otras comunidades como la catalana estudian la equidad global

¿Cómo se resuelven las prácticas de FP?

Se han flexibilizado las prácticas en los centros de trabajo para superar el curso, ampliando el periodo establecido en el calendario escolar. La duración de la formación en el centro de trabajo (FCT) se limita a las horas mínimas recogidas en la normativa básica (220 horas). Se pueden sustituir por un módulo proyecto para abordar los objetivos propios del entorno laboral.

¿Y la preinscripción escolar?

El Departament d’Educació confía que puedan ser presenciales pues la opción telemática, como se ha establecido en otras autonomías, no garantiza la igualdad de oportunidades para todas las familias. Aquellas que no disponen de dispositivos no podrían realizar oportunamente la presentación de solicitud. Al margen del retraso organizativo que representa para la Administración y los centros no saber cómo se distribuirá el alumnado el próximo curso 2020-2021, que afecta especialmente a los cursos iniciales de etapa como P3 y 1.º de la ESO, la incógnita angustia a la escuela concertada que depende del número de alumnos para obtener el pago de la Administración. Esta inquietud se suma a la incertidumbre sobre las opciones de las familias empobrecidas tras este periodo de confinamiento que podrían matricular a sus hijos en la escuela pública para evitar el pago de las cuotas.

¿El próximo curso será ­ordinario?

Muy probablemente no. Para empezar, se considerará el retraso del curso anterior, que habrá
que incluir en el inicio del tri­mestre. Además, las autoridades sanitarias no dan por zanjada la crisis originada por el coronavirus después del verano. El servicio educativo deberá estar bien organizado para entonces poder procurar una educación de calidad. Y el cambio de todos los centros hacia una educación digital no será fácil.

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