Fútbol

Cristiano Ronaldo, en la final de Champions como en el salón de su casa: en Kiev juega la sexta

Final de la Champions League

Real Madrid vs Liverpool (20.45 horas)
Cristiano Ronaldo remata a puerta ante la atenta mirada de Zidane, en el entrenamiento de Kiev. GENEAFP

El portugués pisa su sexta final de la Liga de Campeones, con la chilena de Turín como una de las imágenes más icónicas de la temporada

Si derrota a Salah, tendría a tiro su Balón de Oro número seis

Cristiano Ronaldo afinaba la vista ayer tarde en el césped del Olímpico de Kiev, como radar que detecta el terreno. Parecía tomar medidas, asentía con la cabeza y levantaba el pulgar. «Llega fenomenal», decía su técnico en la conferencia de prensa, el mismo que el martes pasado, en la sesión abierta del Día de Medios en Valdebebas, le ponía balones rasitos para que rematara. Zinedine Zidane sigue con el chándal en los entrenamientos, a veces como uno más de los rondos. En uno de sus centros, el portugués remató con tal violencia que dobló la mano de Luca Zidane.

«¿Nervioso él? Nunca, porque sabe que en el siguiente partido marcará», explicó el francés sobre los meses más grises de su estrella, cuando una vez más se le volvió a colocar en la cuesta de la decadencia. En ese tiempo sus ganas de un aumento de sueldo chirriaban y el cásting en busca de un relevo estaba otra vez en marcha en las barras de los bares. Todo venía torcido desde junio, con aquella portada de A Bola que anunciaba sus deseos de abandonar el club y España, por culpa de sus serios problemas con Hacienda. «Se habla mucho cada año, pero al final siempre ganamos los títulos los mismos», reivindicó el otro día en una entrevista en La Sexta.

Esta noche, Cristiano pisará su sexta final de la Champions, un registro de otro tiempo, en la línea de los que está firmando todo el Real Madrid. Sólo Paco Gento (ocho) y Alfredo Di Stéfano (siete) han jugado más veces con el Madrid el gran partido de la temporada en Europa. Paolo Maldini, leyenda del Milan, se cuela en este podio con ocho presencias y cinco títulos. Con el Manchester United, CR ganó una y perdió otra, antes de enganchar cuatro más ya vestido de blanco. Marcó en todas menos en la de 2009 ante el Barça de Messi y Guardiola. El año pasado su doblete hundió a la Juventus y un año antes acertó con el penalti decisivo en la tanda de San Siro. Más atrás, 2014, otro disparo desde los 11 metros abrochó la goleada al Atlético. Sin embargo, siempre efectivo, su impacto en las finales ha ido a más según cumplía años por culpa de la mejor gestión de sus esfuerzos bajo la tutela de Zidane.

El rejuvenecimiento de CR

Médicos, fisios, personal de Valdebebas y hasta los directivos hablan con asombro de un Cristiano rejuvenecido a lo Benjamin Button, con parámetros fisiológicos de un jugador de menos de 30 años, él que cumplió 33 en febrero. Esta temporada, otra vez, ha protagonizado un aparatoso despertar en la Copa de Europa tras un otoño gris, con cifras goleadoras ridículas en la Liga. Sólo levantaba la mano en la Champions, donde no dejó de ver portería. De hecho, incluso en unos meses raros, entre la sanción liguera que sufrió al comienzo de curso y el mal tono del Madrid, fue capaz de batir otro récord en la competición reina: marcó en cada uno de los partidos de la fase de grupos.

No paró luego en las eliminatorias, decisivo ante el PSG, anotando en la ida y en la vuelta, antes de firmar su obra maestra en Turín. «El gol de mi vida», reconoció de una chilena que seguramente, si el Madrid gana hoy, quedará como fotografía de la temporada. En la vuelta, no le tembló la diestra para ejecutar el penalti a Lucas Vázquez a la escuadra de Szczesny. Con la velocidad de crucero cogida ya por el equipo, ni su sequía en la eliminatoria ante el Bayern frenó a los blancos, que llegan a Kiev motivados por el saco de récords históricos que pueden batir. Al frente, su estrella, el rostro de un equipo de época. En su hambre y capacidad de superación encuentran los blancos buena parte de la gasolina que requiere este torneo tan bello como traicionero. Cristiano Ronaldo, el mejor contable de sus logros, sabe que está a tres goles de batir su propio registro (17, en 2014) en una Champions.

Necesitaría ante el Liverpool un triplete, hazaña nunca vista en una final de la moderna Copa de Europa. En la de 1960 sí lo logró Alfredo di Stéfano, con Puskas elevando su botín a cuatro tantos en aquel fabuloso partido ante el Eintracht de Frankfurt. De triunfar hoy, el ariete luso afianzaría su figura en la historia del club, como el segundo icono del escudo cada vez a menos distancia del astro argentino que Santiago Bernabéu trajo a Chamartín para cambiar el fútbol europeo.

Le sobran además incentivos al luso este espectacular Olímpico de Kiev, con la posibilidad de colocarse en buenísima posición para renovar el Balón de Oro si logra su quinta Orejona. A Messi y a él les faltaría el próximo Mundial para rematar la pugna por el premio al mejor del año. Empatados a cinco, la edición de 2018 servirá para desempatar, a no ser que Salah hoy o Neymar en el Mundial de Rusia sean capaces de romper el duopolio de los últimos años.